Con el auge de la digitalización cada vez hay más datos y proyectos de analítica, no obstante, muchos de ellos fracasan al dejarse sin terminar o al ser implementados para caer en desuso al poco tiempo. Todo ello evidencia una verdad a nivel empresarial: no hay nivel de sofisticación algorítmica que supere la falta de una arquitectura de datos.
De esta manera, el rol de arquitecto de datos se ha convertido en una necesidad en las organizaciones que deseen ser data-driven, teniendo como función principal la de definir cómo son almacenados y consumidos los datos, y cómo todo ello integra con los distintos servicios y necesidades organizacionales.